domingo, 11 de octubre de 2009

¡EVITA ESTO! NO SIGAS CORRIENDO HACIA EL PRECIPICIO


"Hablad mil veces sobre el infierno, aunque os tilden de necio; quienes no os oigan lamentarán, durante una eternidad, su sordera y comprobarán que sólo en ellos radicaba la inconsciente necedad y la culpable ceguera. Mas vale pasar por necio ante el mundo que ante el juicio de Dios que dictaminará un fallo justísimo, inapelable y eterno. Tanto para el que predicó...como para el que, por no molestar al mundo, calló; tanto para el que escuchó e hizo caso...como para el que cerró sus oídos y bloqueó su voluntad. Cada quien recibirá lo que le corresponda en perfecta justicia. Sacerdotes, maestros y padres de familia: no seáis de los perros mudos que condena el Evangelio. Callar sobre esto es un gravísimo pecado de omisión".

Como hojas de otoño los pastorcitos de Fátima vieron caer las almas en el infierno cuando la Santísima Madre les hizo el privilegio de ver el lugar de condenación. San Juan Bosco se paró a la entrada del infierno, que cual un embudo iba recibiendo las almas y se quemó la mano. Nuestro Señor Jesucristo parece impotente, pues respeta el libre albedrío, ante esta tropa de búfalos enceguecida que corre al precipicio. ¡No seamos sordos a la voz de nuestra conciencia! Tal vez sea éste un último llamado de Dios. ¿Despertarás mañana? ¿Quién te asegura que habrá más oportunidades y tiempo? No te sumes a esa loca carrera que lleva al despeñadero sin retorno. Lee con detenimiento -y reflexionando- el siguiente artículo:

LOS NEGADORES DE ESTE DOGMA DE FE (*)

No existe el Infierno, dicen: Los librepensadores: ¡Usted injuria la razón humana!...¡En nuestro siglo creer en el infierno !

Los escépticos: ¡Invenciones! ¡Historias de terror!

Los modernistas y liberales: ¡No hablamos de eso!...¡Se van a vaciar nuestras iglesias!...¡Atacan al espíritu moderno!

Los optimistas y sentimentales: ¡Dios es demasiado bueno!...¿Por un pecado de un momento?...

No se trata de saber si creen o no, de si les gusta o no, de si les acomoda o no a los intelectuales modernos. Se trata de saber si el infierno existe... Pues bien... ¡Existe el infierno! “De Dios nadie se burla” nos repite con frecuencia la Sagrada Escritura.

¿Cómo estar seguros de que el infierno existe?

Por Nuestro Señor Jesucristo... Quien no puede equivocarse ni engañarnos...porque El es Dios y ha manifestado su divinidad por sus milagros porque Dios nos ha revelado que existe verdaderamente un Infierno.

Lo que dice la Biblia

a) En el Antiguo Testamento: Recorred los Salmos, los Profetas, etc. Frecuentemente refiriéndose a los impíos, hablan de “gusano que roe y no muere, fuego que no se apaga, fuego que los devorará”, “¿quién de vosotros podrá soportar este fuego que devora?”, “¿quién de vosotros podrá vivir en medio de los fuegos eternos”, etc.

b) En el Nuevo Testamento: ¡Cuántas veces el Evangelio nos recuerda esta verdad! He aquí el resumen de la predicación de San Juan Bautista: “Haced penitencia, porque ya el hacha está puesta a la raíz del árbol”. “Todo árbol que no da buen fruto será cortado y arrojado al fuego” (San Lucas 3, 9). “El alma cenará su trigo en su granero, mientras que la paja la quemará con fuego inextinguible” (San Mateo 3, 10-12).

Cristo habla del Infierno

Aún si no hubiera hablado más que una sola vez, sería suficiente. Bajo pena de renunciar a ser sus discípulos y bajo pena de ser rechazado por El, deberíamos creer en su divina palabra que no puede engañar.

Pero ¿Nuestro Señor Jesucristo habló del Infierno una sola vez? ¿Nos puso en guardia Nuestro Señor “que venía a salvar lo que estaba perdido”? Cuántas veces habla de las “tinieblas exteriores”, del lugar donde habrá “lágrimas y rechinar de dientes”, de la “Gehenna”.

“Nada temáis a los que pueden matar el cuerpo y no pueden matar el alma: temed más bien al que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehenna” (San Mateo 10, 28).

¿Se dice que pensar en el Infierno es inútil? Lean las actas de los mártires: ¿no es cierto que con esta última frase respondían a sus jueces en medio de sus torturas?

¿Nuestro Señor Jesucristo no tuvo miedo de insistir? Escuchen lo que nos dice para no titubear ante ningún sacrificio: “Si tu mano te escandaliza, córtatela: mejor te será entrar manco en la vida que con ambas manos ir a la Gehenna, al fuego inextinguible, donde ni el gusano muere ni el fuego se apaga”.

Y el buen Maestro insiste: “Si tu pie te escandaliza córtatelo: mejor te es entrar en la vida cojo que con ambos pies ser arrojado a la Gehenna, donde ni el gusano muere ni el fuego se apaga”.

Pero no se insistirá jamás demasiado para salvar a estos pobres locos que se dejan seducir por la vanidad del mundo que nos deslumbra tanto. Y continúa:“Si tu ojo te escandaliza, sácatelo: mejor te es entrar tuerto en el reino de los cielos que con ambos ojos ser arrojado a la Gehenna, donde ni el gusano muere ni el fuego se apaga”.

Y este discurso en donde el Hijo de Dios insiste tanto lo repitió frecuentemente, porque nos lo reporta San Marcos (9, 43-48). Los Evangelios son sólo un resumen de su vida, está claro que el mismo Señor recordó frecuentemente esta misma verdad.

El discurso sobre el juicio final

“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el Diablo y sus ángeles” (San Mateo 25).

Los que temen saber si hay fuego en el Infierno, lean estas palabras y las del final del mismo discurso “Y estos irán al suplicio eterno”.

Los sentimentales que se imaginan que se pueden burlar impunemente de Dios, mediten esta advertencia de la Verdad Eterna, así como éstas expresiones de la historia del Rico Epulón. Es Jesús mismo quien las ha escogido para hacernos comprender: “Este lugar de tormentos”. “Estoy atormentado en las llamas”. “Hijo, acuérdate de que ya recibiste tus bienes en vida, y Lázaro recibió males, y ahora él es consolado y tú eres atormentado”. “Entre nosotros hay un gran abismo, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni tampoco pasar de ahí a nosotros”...“Padre, te lo ruego, envía a Lázaro a casa de mi Padre, por que tengo cinco hermanos, para que les advierta, a fin de que no vengan también ellos a este lugar de tormentos”. Y dijo Abrahám: -Tienen a Moisés y a los Profetas: que los escuchen. -No, Padre Abrahám, dijo él (el rico malo), pero si alguno de los muertos fuese a ellos, harían penitencia. Y le dijo: Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco creerán si un muerto resucita”.

¿Y los Apóstoles?

San Pedro: “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, los precipitó en el abismo de las tinieblas al fondo del Tártaro para ser allí atormentados”. (II Pedro 2, 4)

San Pablo: “El Señor castigará con las llamas de fuego a los que desconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo”. “Sufrirán penas eternas en la muerte, lejos de la faz del Señor” (II Tesalonicenses 1, 8 Gálatas 5 y Efesios 5, 5). Y este grito de pavor: “Es terrible caer en las manos de Dios vivo”. Además, a pesar de sus milagros y de las conversaciones que Dios le había concedido hacer, San Pablo dice:“castigo mi cuerpo y lo esclavizo” “no sea que, habiendo predicado a otros, resulte yo mismo reprobado”.

Y el dulce San Juan: “Si alguno adora a la bestia... será atormentado con el fuego y el azufre delante de los santos ángeles y delante del Cordero. Y el humo de sus tormentos subirá por los siglos de los siglos y no tendrá reposo ni de día ni de noche” (Apocalipsis 14, 10). “Y todo el que no fue hallado en el libro de la vida fue arrojado al estanque de fuego” (Apocalipsis 20, 15). “Los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros, tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y con azufre, que es la segunda muerte” (Apocalipsis 21, 8 y 13,18).

La Iglesia católica y el Infierno

¡Sí! Existe un infierno...y un infierno eterno. Es de fe. Lo sabemos con certeza por que Dios mismo nos lo ha advertido. El nos ha dicho: “Yo soy el Señor y no cambio” (Malaquías 3, 6).

La Iglesia nos lo advierte por el Símbolo de San Atanasio y el IV Concilio de Letrán y por su enseñanza continua. El que no lo quisiera creer, quedará fuera del Arca de Salvación.

Conclusión:

¿IRÁ USTED AL INFIERNO?

Sí,...si usted no cree. “El que no crea será condenado” (San Marcos 16, 16).

Sí,...si desprecia a Dios y a sus mandamientos. No piense poder actuar impunemente: “De Dios nadie se burla”. Es El quien tiene la última palabra...piénselo.

Sí,...si no teme a Dios, usted que se resiste a creer en su palabra a pesar de las pruebas que El le ha dado, usted que acepta las malas doctrinas, usted que se esfuerza en ganar un poco de dinero o prolongar su salud y no hace nada por su salvación eterna, usted que se deja arrastrar por el respeto humano, usted que hace confesiones y comuniones sacrílegas, usted que no santifica el día del Señor, que no quiere perdonar o restituir el mal adquirido o romper con esta compañía peligrosa, o que no quiere aceptar el deber de tener hijos en el matrimonio, o que no quiere huir de la impureza, etc.

Sí,...muy probablemente...si deja para mañana su conversión. “Aquel que ha prometido el perdón al pecador arrepentido, no le ha prometido el día siguiente” dice San Gregorio. La regla general es ésta: “Se muere como se vive”. Entonces ¿dónde se irá usted? ¿a dónde hubiese ido si hubiese muerto tal día? ¿Y esta mañana? ¿No son preguntas que todo hombre de juicio y razón debe hacerse?

Pero, ¿y la bondad de Dios? ¿No la ve usted? Mire el crucifijo “Dios amó tanto a los hombres que les dio a su Hijo Unigénito, para que el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna” (San Juan 3, 16). “El se anonadó por nosotros”, “me ha amado, se ha entregado a Si mismo por mí” (Filipenses 2, 16).

¡Cuántas veces Él vino a llamar a la puerta de su corazón! Y el tiempo tan precioso que le dio, ¡no es acaso fruto de su Misericordia para que lo emplee en su salvación? ¿Qué espera? Arrójese a sus pies. Pídale perdón. Póngase resueltamente a practicar sus mandamientos. ¡Con su ayuda es fácil y dulce!

¿Quiere usted asegurar su salvación? Tome el mejor medio. Venga a hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Quien quiere el fin pone los medios.
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¡No hay nada mejor que la salvación!

Pero si usted continúa haciendo poco caso de los deberes para con Dios y pecando en su presencia, sépalo, no lo olvide jamás: ¡DE DIOS NADIE SE BURLA! (San Pablo a los Gálatas 6.7).

(*) Autor: Un sacerdote católico

Tomado de: santaiglesiamilitante
Título original: Los Negadores del Infierno

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